Música

lunes, 16 de marzo de 2015

Muñeca rota

Muñeca rota
que en la penumbra se alza.
Muñeca rota
que duro espino calza.

Tus ojos vidriosos
con celo ocultan
dolores y odios
que siempre perduran.

Muñeca rota,
llora sin temor.
Muñeca rota,
llora, por favor.

Tu grandioso porte
tímido se erige
en ardientes ardores
que te persiguen.

Frío camino
sola te guía,
muñeca rota
que añora alegría.

Digno arrojo
demuestras tener.
Pero es doloroso
y ha de perecer.

No te lo tragues,
suelta y sonríe.
No te atragantes.
Tú sólo sigue.

Con timidez tus ojos
me muestran soledad.
Te aseguro, pequeña
que esto acabará.

Muñeca rota,
coge mi mano.
Ya no estás sola,
al menos yo te aguanto.

Muñeca rota,
de la penumbra sales.
Muñeca rota,
demuestra lo que vales...

martes, 10 de marzo de 2015

Pasado y presente

En contraste con la oscuridad, dos almas, dos figuras, encarándose, mirándose.
Una destrozada, sangrante, desolada, sola... El pasado.
Otra altiva, desconfiada. Las cicatrices son su vestimenta, la indiferencia es su máscara... El presente.

-¿Me recuerdas?- pregunta el pasado.
-Te recuerdo.- responde el presente.
-¿Les recuerdas?- traga saliva.
-Les...- aprieta los puños con firmeza, ira, cólera, rencor.- Les recuerdo...
-Ellos a ti también...
El presente arquea una ceja con desconfianza, sabe lo que viene ahora.
-Pero no lo que pasó...- añade el pasado.
Aprieta la mandíbula, el pasado no le atormenta, pero sí le enseña. Le enseña por qué la desconfianza es lo primero y la confianza lo que ha de ganarse. Por qué jamás has de coger la mano de alguien que no te demuestra que puede sujetarte... o que quiere hacerlo.
-Claro que no lo recuerdan.- contesta el presente.- Porque no es de su incumbencia. Porque su egoísmo les cegaba. Su hipocresía.
-Puede que no lo supieran... Puede que fuera ignorancia.
-¡¿Ignorancia?!- la voz se alza, grita, eco en la oscuridad más silenciosa.- ¡Seguro que al menos una vez en sus vidas aburridas se plantearon si lo que veían o hacían estaba bien! ¡Seguro que alguna vez se plantearon que eso llegaba más allá de una broma! Veían el dolor en mis ojos, pero no querían mirarlo.
-¿Recuerdas lo que veías cuando te mirabas al espejo?
El pasado le lanza una mirada que es la respuesta. Unos ojos vacíos, oscuros, sin amor ni orgullo propio. Los ojos de un fantasma.
Los ojos de alguien que quiere desaparecer. Que no quiere resaltar. Que tiene miedo a que le vean y a lo que viene después. Que teme las consecuencias de ser visto y notado por aquellos individuos que ahora están llenos de hipocresía y cordialidad como si olvidaran lo que hicieron otrora.
-Recuerdo todo eso. Recuerdo bien como minaron en mí. Como destrozaron mi alma. Como desmontaron mi corazón. Como desintegraron mi autoestima.- el odio a flor de piel, los ojos inundados en lágrimas, el rencor inundando su ser por recuerdos.- Como me cambiaron para siempre.
El pasado agacha la cabeza, apenado, con un peso encima que nadie debería soportar jamás.
-¿Recuerdas cómo quisiste dar lo mejor y recibiste lo peor?
-Sí. Y también recuerdo cómo evolucioné. Cómo acabé deseando una venganza irracional que inundaba mi coherencia y la nublaba hasta unos límites que jamás sospechaba que existían dentro de mí.
-Siempre me pregunté quién era aquella conciencia que decidía quiénes eran las víctimas...
Largo silencio, sepulcral, delator, que muestra el pensamiento hundido de alguien dolorido...
-¿Te arrepientes de lo que pasó? ¿Deseas que no hubiera pasado?- el pasado pregunta, titubeante.
El presente se ríe, sonríe, aprieta puños, mandíbula, alza una ceja, con indiferencia, con un cierto brillo macabro.
-No...
-¿Por qué...?
-Porque temo más convertirme en uno de ellos.

Porque temería aún más no haber descubierto lo que venía después.